El Matterhorn: más allá de las nubes
Son las 4 de la mañana en México, una vez más me encuentro en el aeropuerto. Estoy esperando mi vuelo para ir a Suiza, en esta ocasión no visitaré el océano; sin embargo es la primera vez iré mas allá de las nubes, en uno de los picos más altos de Europa…
El Matterhorn
No visualizo cómo será el estar en su presencia, pero como siempre mi imaginación vuela mientras espero mis alas de acero, esas que me remontaran al cielo a cumplir un sueño más.
Zermatt es un pueblo al sur de Suiza situado, a 1620 metros sobre el nivel del mar, rodeado de 38 cumbres de más de 4,000 metros de altitud, siendo el Matterhorn o monte cervino la imagen característica de este hermoso rincón escondido en las montañas, frente a la más hermosa y fotografiada montaña del mundo.
El día amanece soleado a pesar de las predicciones de que tal vez este nublado, pero confío en que la suerte me acompañe y este despejado para poder cumplir mi sueño, estar cara a cara con el Matterhorn.
Y así tomamos carretera rumbo a Täsch el ultimo pueblo al que se puede arribar por coche en donde abordaremos el tren a Zermatt.
El camino que puedo decir, increíble, rodeado de montañas, bosques, y hasta la villa de Santa Claus, Si SantaCclaus, mentalmente hago mi cartita a Santa Claus, poder ver el Matterhorn, después de todo he sido una buena niña este año, bueno eso creo.
Y bien momento de abordar el tren a Zermatt, un trayecto de 30 minutos, la ventisca del temporal gloriosa y feliz momentos para poderlos revivir una y mil veces. ¡al fin! el tren anuncia su llegada a Zermatt, Dios no puedo contener la emoción, salte y corrí como loca fuera de la estación, no pude creer lo que vi, que afortunada soy.
La imponente cadena montañosa de los Alpes a ambos lados del pueblo, Si los Alpes, las casas con balcones de flores de mil colores, un paisaje que parece salido de un cuento, las calles hermosas, sin autos, el aire puro, frio pero el sol radiante, de pronto volteo a la izquierda y… enmudecí, igual a la foto que mis padres me enseñaron de pequeña.
Majestuoso, imponente, hermoso, gigante, gallardo, y podría seguir diciendo adjetivos y ninguno podría describir con exactitud lo que vi, simplemente el, soberbio.
Llegamos a nuestro hotel jalando las maletas por todo el pueblo, pero que importa, si en cada paso descubro la belleza de este lugar, este rincón en las faldas de la montaña, este paraíso perdido en el tiempo y la blancura de la nieve.
Para nuestra sorpresa el balcón de nuestra habitación daba a la montaña, que espectáculo, simplemente una postal.
Cayendo el atardecer, la mitad del pueblo lleno de luz mientras la obscuridad devoraba la otra mitad del pueblo, el frio envolvió el pueblo y las notas del poema sinfónico “Noche en la árida montaña” de el compositor ruso Modest Mussorgsky resonaron con toda su fuerza y poder en mi mente, las viví y las cante, mientras en magistral paisaje parecía revivir cada nota y silencio, cada cadencia rítmica, pero lo mejor estaba por venir.
Estrellas cientos, miles, una alfombre de estrellas contrastando con el fondo montañoso, y ahí en silencio agradecimos Aurelie y yo el poder compartir una aventura mas, otro momento imborrable.
Al día siguiente, abordamos el tren para subir al Gornergrat que es el mirador que se encuentra a 3400 metros frente al Matterhorn, este tren, es el mas antiguo en su tipo en Suiza, construido en 1898 y también encontramos ahí el hotel construido a mayor altitud.
Empezamos el ascenso en el tren, envueltas en un mar de arboles a ambos lados del camino, el trayecto lleno de paisajes que quitan el aliento y no hacen dar gracias de ser habitantes de este hermoso planeta. lo esperado, la llegada a la cima, el blanco paisaje invernal, cara a cara con estos gigantes de nieve.
Ahí mas allá de las nubes, altiva separada del resto su forma característica, el Matterhorn, un sueño, la libertad, la paz, no habrá palabras para describir estar ahí frente a frente.
Y comprendí que una amistad verdadera es para siempre, y que viviremos mil historias que plasmar en imágenes y palabras, gracias amiga por inmortalizar estos momentos con tu cámara para poderlos revivir una y mil veces y poder compartirlos.
Por. Esperanza Guerrero
Fotografía: Aurelie Cuttat
Recordando a Esperanza con mucho cariño.