
Samoa paraíso al natural
Dentro del triángulo de la Polinesia se encuentra Samoa que está compuesta principalmente por 2 islas Upolu y Savai’i, ambas con una superficie de 2831 km². Donde se habla principalmente el Samoano y como segunda lengua el inglés, muchísimas iglesias de diferentes religiones y canchas de rugby por todos lados.

Pese a siglos de influencia europea, Samoa aún mantiene sus costumbres históricas y las costumbres culturales, como por ejemplo la ceremonia de Samoa ‘ava.
Volamos desde Auckland por Air NZ, u$c 440.- a Samoa, llegamos a Apia (la capital), en el avión conocemos a un hombre Samoano, muy amable se ofrece a hospedarnos en su casa en Apia, como nuestra idea era hospedarnos en los famosos fales (casitas hechas de madera con el techo de hojas de palmera, bien tradicionales de la isla). Le agradecimos y seguimos viaje para Lalomanu (lugar donde nos había recomendado la señora de Oficina de Turismo). Hora y pico de taxi y llegamos a Taufua Beach.

El taxista un capítulo aparte, un hombre de unos 150 kg, casi acostado en el asiento, muy gracioso, no paraba de hablar por teléfono celular, el cual se lo ponía en el hombro y hablaba a los gritos en Samoano mientras fumaba y manejaba por rutas de un solo carril. Nos contaba historias como que se comían perros (cosa que nunca pudimos descifrar si era verdad o si nos estaba cargando). Taufua Beach… Ufff, qué lugar por Dios!!! www.taufuabeachfales.com Como todos los fales en la playa estaban ocupados, nos mandaron a otros en la colina, la vista era increíble. Dejamos las cosas y bajamos a la playa. Todavía había sol y queríamos apreciarlo. Mar turquesa, solcito, algunas nubes (no molestaban).

Fotos al atardecer desde todos los ángulos, con palmera, con los fales, con besos, abrazos, etc. Cena a las 7 PM (demasiado temprano para mi gusto), una gran variedad de cosas, arroz, camarones, pollo con curry, empanaditas chinas, ensaladas, etc. Terminamos de cenar y después de un par de cervecitas nos sorprende un show de bailes típicos de la isla, muy pintoresco con los famosos Lava-Lava (polleras muy coloridas que usan hombres y mujeres).
Desayunamos fuerte con tostadas, mermelada de frutilla, café, bananas, papaya, huevos revueltos, coco tostado, etc. Después de tantos kilómetros recorridos en auto y avión, por fin nos quedamos un poco quietos y ese día lo dedicamos solo a hacer playa, sol, arena, agua y snorkel. Pero como en el aeropuerto nos habían sacado el shampoo, protector solar, dentífrico (eso nos pasó por inexpertos, ya que no averiguamos que se podía llevar y que no). Ese día en la playa nos pusimos rojos como camarones! La noche fue complicada para poder dormir…

Fuimos a conocer el famoso To Sua Ocean Trench, un lugar un tanto irreal, es como una gran cueva que se baja por una escalera donde está lleno de agua bien verde y se puede ver todo el fondo, es realmente asombroso. Se paga una pequeña entrada de unos 30 tales (12 dólares) y se puede pasar el día en ese increíble lugar, rodeado de mucha vegetación. Más tarde regresamos a la playa y seguimos haciendo más snorkel por unos corales con pececitos coloridos y estrellas de mar azules (jamás las había visto). La cena fue increíble con langosta.

Caminamos por la playa, tiramos unas buenas fotos en palmeras inclinadas. El tsunami del 2009 causó grandes destrozos de los cuales aún se ven restos de aquel episodio. Los Samoano son personas muy amables, cuidan al turista, cuidan el medio ambiente, es asombroso ver cómo viven, ya sean casas de material grandes o pequeños y humildes fales no tienen muebles, solo colchones tirados en el suelo y fotos de chicos egresados colgadas en las paredes, muchas casas aún en ruinas por el tsunami. Los restos de los familiares muertos yacen en cada casa, generalmente con placas en mármol y es lo primero que se ve ya que están en el mismo jardín delantero, curiosidades de cada país.

Último día en Samoa, vamos para Apia (la capital) a recorrer un poco y comprar suvenires (típico de turistas). Gastamos los últimos Tales que nos quedaban en Lava-Lava (pollera típica), camisas floreadas, adornitos de coco, cervezas típicas (infaltable para mis amigos), etc. Subimos al avión, regresamos a Aukland. Al día siguiente ya me regreso para Buenos Aires, haciendo escala en Chile.
Como todo lo bueno, se termina, fue una gran experiencia, mi primera vez en Oceanía.
Por. Sebastián Laprida
Fotografía: Sebastián Laprida