Visitar el Purgatorio sí es posible
Asistir como espectador al lugar de calvario no es una idea inverosímil. Por ello te decimos cómo llegar
El poeta italiano Dante, conocido por ser el autor de la Divina Comedia, le dio por nombre al Purgatorio como el lugar de tormento donde las almas reciben el estímulo de la perfección. El escritor lo describió tan bien que, sin darse cuenta, siglos después un simple grupo de mortales encontraría un lugar similar al que se narró en este relato de ficción. Lo increíble de todo es que este se encuentra en la tierra.
Si nuestra mirada se dirige al norte de Madrid lograremos, desde lejos, dibujar lo que parece ser la Sierra de Guadarrama. Un grupo de montañas que parecen murallas, las cuales dan la impresión que están escondiendo, celosamente, tesoros detrás de sus afiladas rocas. Es así como aparece en el mapa Rascafría, un pueblo pequeño a unos 100 kilómetros de la capital del tango y de los olés: España.
Agobio, tristeza y arrepentimiento son los adjetivos perfectos para describir el lugar del autor. Pero es todo lo contrario. Cascadas cristalinas, animales y sorprendentes vistas fue la panorámica con la que los monjes del Monasterio del Paular se lograron encontrar al subir unos 5,6 kilómetros, reto que cumplían para elevar oraciones y así sus almas fueran redimidas de toda mancha.
¿Pero qué tiene que ver Dante, la cascada y el purgatorio? La similitud. Su fama se la ganó gracias al parecido con el mítico lugar donde las almas expía sus pecados antes de irse al paraíso. Pero con una gran diferencia: el canto de las aves y el viento que te golpea al estar en la cima de la sierra permitiéndote disfrutar de una vista que ni el autor italiano, quizá, pudo relatar.
Hay que pagar un sacrificio para llegar allí
No solamente se llaman Purgatorio por la forma de la cascada. Subir hasta allá se vuelve todo un reto, traducido para algunos como una odisea. Pero es que sus más de 10 metros de alto, sus pinos coloridos y sus rocas filosas lo valen. El encontrarse con tanta naturaleza parece un regalo que funciona como respuesta a semejante ofrenda.
11.8 kilómetros es lo que dura la ida y el regreso desde el monasterio hasta la cascada. Tres horas y media en total. El reto está en soportar el desnivel positivo de 264 metros. Afortunadamente, y como si los dioses comprendieran el esfuerzo sobrehumano que se hace, la ruta se puede realizar en cualquier época del año y en familia. Lo anterior es una ventaja por dos cosas: tu decides la atmósfera que te acompañará a la travesía y podrás deleitar tu retina con el manto cromático que se encuentre en el momento.
Quizás Dante nos estaba diciendo entrelíneas que el Purgatorio se puede acceder desde otro plano astral, y que Madrid sería la puerta para ingresar a ella.
Por. Michael Chabur