Ubicado en el Centro Histórico de la hermosa ciudad de Cartagena (Colombia) encontramos al Hotel Anandá By Cosmos, una casona del siglo XVI para pasar vacaciones o un fin de semana en un ambiente antiguo y lujoso.
Desde su entrada con una puerta de madera y aquellas chapas que adornaban las casas de la época, una recepción diagonal, muebles de madera y espejos lujosos, una sonrisa en la recepción y comienza tu check in. Nada del otro mundo, tu firma, tu documento y te entregan la llave de tu habitación.
No puedes perderte las bicis que tienen al entrar, por si quieres darte un paseo por Cartagena en bici, lo podrás hacer con toda la tranquilidad y ser más ecológico.
Anandá como significa su nombre, es la “felicidad suprema” y sin duda es así. Sus habitaciones muy confortables, camas suaves, amenities con olores frutales cítricos, una ducha gigante de ensueño de donde no quieres salir. Vuelvo a la cama, estaba demasiado cómoda y las almohadas de sueño profundo, pusimos el aire aunque después de un rato queda muy fresca la habitación, por tener una arquitectura colonial de techos altos y paredes anchas, también tienes la opción del ventilador, tv con buenos canales, mini bar delicioso con cositas puntuales.
Es un hotel pequeño, de 23 habitaciones de lujo con estilo colonial pero funcionalidad moderna, amplias y lindas, con maravillosos balcones.
El hotel ideal para desconectarse y dejarse llevar por la exótica Cartagena y por el clima bajo los parasoles del hermoso jardín colonial que tiene Anandá. Donde puedes tomar el desayuno con muy buenas opciones: frutas, huevos en todas las formas, tamaños y colores, o lo que quieras desayunar bajo la sombra cálida de sus árboles y plantas coloridas, como es toda Cartagena.
Es un alojamiento con encanto, su elegancia, su piscina tipo spa, seguido del bar en el primer piso justo al final del pasillo y en la terraza con niveles, un jacuzzi, sillas confortables y camastros con cortinas para una relajación completa con hermosa vista a las iglesias de Cartagena y a sus techos de tejas de barro con un cielo despejado. Una de las mejores terrazas de los hoteles boutique en la ciudad. ¿Para qué pedir más?
