Costa Rica, un paraíso en Centroamérica
Al ritmo de su ¡pura vida!, Costa Rica es capaz de aglutinar en un pequeño territorio una inmensa belleza que no deja indiferente a nadie.
Muchas ciudades y capitales del mundo doblan y, en algunos casos, triplican, el número de habitantes de este país centroamericano, pero muy pocos lugares del planeta cuentan con la diversidad de Costa Rica. La exuberante naturaleza convive con los centros urbanos, como San José, donde aún son visibles los restos del pasado colonial.
Ruta por los parques nacionales
Un 25% de Costa Rica lo conforman las áreas silvestres protegidas. Las especies que albergan en este territorio representan un 5% del total de las especies de todo el mundo, y por ello se considera a Costa Rica como uno de los veinte países con mayor biodiversidad del mundo. Este rasgo es, sin duda, uno de sus principales atractivos turísticos. La entrada a estos parques suele tener un coste de 10 dólares para extranjeros.
Parque Nacional Braulio Carrillo. A escasos veinte kilómetros de la capital nos encontramos con este bosque primario. En el Braulio Carrillo predominan la humedad y una descomunal y densa vegetación siempre verde. Además de la sorprendente flora, este parque reúne una gran variedad de fauna y es especialmente atractivo para los amantes de las aves. Un lugar impresionante dentro del parque es la unión de Río Sucio y Río Limpio. Río Sucio se llama así porque, efectivamente, el agua tiene un color amarillento-marrón debido a los azufres que lleva del volcán Barva.
Parque Nacional Volcán Tenorio. En muchos viajes a Costa Rica se deja de lado visitar este parque, cuando es precisamente en él donde tiene lugar otro de los fenómenos de la naturaleza más espectaculares: Río Celeste. En este caso, son reacciones químicas entre el carbonato de calcio y el azufre del volcán Tenorio lo que provocan el tinte de las aguas del río a un azul claro de excepcional belleza. Ver el curso de este río es asombroso. Primero los teñideros (el lugar justo en el que se tiñen las aguas del río), después la laguna, hasta que al final cae el río en una gran catarata…y todo ello sin olvidar las aguas termales. Un lugar mágico.
Parque Nacional Cahuita. De Guanacaste nos vamos a la provincia de Limón, a la costa del Caribe, para adentrarnos en este parque cuyo principal tesoro es el arrecife de coral que se encuentra debajo del agua, a escasos metros de la orilla. La fauna submarina de esta área es espectacular, por lo que Cahuita se presenta como el destino idóneo para los apasionados por el buceo. Además, la arena blanca y las aguas cristalinas y calmadas son perfectas para descansar después de haberse recorrido el parque.
Parque Nacional Tortuguero. También en la provincia de Limón, pero en este caso al norte, Tortuguero, como bien lo señala su nombre, es uno de los principales puntos de desove de tortugas del país y de todo el Caribe. Ésta es una zona muy lluviosa, lo que ha dado lugar a la existencia de numerosos canales navegables, desde los cuales se pueden observar monos congo, araña y capuchinos; basiliscos y unas 400 especies de aves.
Parque Nacional Corcovado. En la península de Osa, al sur del país, se encuentran los bosques más vírgenes y naturales de Costa Rica. Las rutas son largas y hay que estar un poco preparado, pero en el camino es muy fácil toparse con monos tití, aulladores, pizotes, chanchos de monte, y preciosas aves como las lapas y los tucanes.
Volcanes: otro atractivo de Costa Rica
Son muchos los volcanes en Costa Rica. Sin embargo, son sólo cinco los que se consideran activos: el volcán Arenal, Poás, Irazú, Turrialba y Rincón de la Vieja.
El Arenal es el más espectacular del país y por ello es uno de los más visitados. Es el más activo, emite gases constantemente y por las noches se pueden ver pequeñas emisiones de lava. En esta zona del Arenal es bonito visitar los puentes colgantes y darse un baño en las aguas termales. Por su parte, el volcán Poás cuenta con uno de los cráteres activos más grandes del mundo. Ver el cráter principal no suele resultar fácil por la niebla, depende mucho de las condiciones climatológicas, por lo que se recomienda ir en días soleados. El volcán Irazú destaca por ser el más alto de Costa Rica, con 3.432 metros. Desde el punto más alto del parque, en días despejados, se pueden contemplar los dos océanos, el Pacífico y el Caribe.
Playas: dos costas
Costa Rica está bañada por el océano Pacífico y por el Atlántico /Caribe, dando lugar a dos zonas muy distintas. La del Pacífico se caracteriza por las playas enormes, más desérticas y con olas de más de cuatro metros. Hablamos de playas como Conchal, Flamingo, Papagayo, playa Grande, Sámara, o Jacó, entre otras muchas. Tras un día de playa, merece la pena esperar y contemplar los espectaculares atardeceres del Pacífico.
En la costa Caribe, las palmeras y el resto de la vegetación llegan casi hasta el agua, en este caso, mucho más serena y cristalina. Se recomienda hacer un tour por lugares como Cahuita; Puerto Viejo, que cautiva con su cultura afrocaribeña; Punta Uva y Manzanillo.
San José: una ciudad con encanto
Aunque comparándolo con el resto del país, Chepe (como denominan sus habitantes a San José) pudiera carecer de interés, la capital costarricense cuenta con varios rincones singulares. Un par de días es suficiente para recorrerse la ciudad y descubrir algunos de esos lugares, como la Plaza de la Soledad, el Parque Central, el Parque Nacional, barrio Amón, el Teatro Nacional, la catedral metropolitana, o la iglesia de la Merced. De ningún modo podemos perdernos tampoco el Mercado Central, aunque entrar en este mercado pueda suponer que nos perdamos en sus laberínticos pasillos. Fue fundado en 1880 y en él se puede encontrar todo lo imaginable, desde hierbas medicinales, flores, carnes, delicioso café costarricense, hasta cuerdas para hamacas o souvenirs.
Una parte del mercado está dedicada a las sodas (puestos de comida o pequeños bares baratos para comer), en las que podemos degustar comida típica tica (costarricense) como el gallo pinto o el casado. Para desayunar se toma el gallo pinto, que es arroz con frijoles, normalmente acompañados con un poco de natilla, plátano maduro y huevos revueltos. Por su parte, al mediodía, llega la hora del casado, un plato muy completo que se compone de arroz, frijoles, ensalada, plátano maduro y a ello se le añade cualquier tipo de carne, ya sea pollo, chuleta, pescado, etc.
Visitar un cafetal, hacer un tour en tirolesa por árboles de 45 metros, explorar importantes cuevas y cavernas como las de Barra Honda o Venado, conocer los ejemplares más excepcionales de orquídeas… en definitiva, vivir la naturaleza. Eso es posible en este maravilloso país centroamericano.
Por. Ana Nieto Gonzalo